Como bien lo señaló el maestro Lozoya “El rincón más querido de los durangueños” es poseedor de varios omnipotentes Sabinos de más de 500 años. En su interior cuenta con una alberca olímpica, una pista atlética, juegos infantiles, asadores, canchas, un auditorio, un lago, andadores y puestos de comida y antojitos.







Deja una respuesta